domingo, 1 de mayo de 2011

Hotel de un millón de estrellas…

Aquí vamos nuevamente en la ruta de una nueva aventura con dirección a las costas de la Península de Eyre…  nuevos paisajes, nuevos caminos, nuevos compañeros de viaje…

La travesía empezó muy temprano, eran las 5.40 a.m. cuando salí de la casa de Andrea  y Jorge.  Solo dormí un par de horas, pero estaba bastante despierta; primero porque quería 
hablar con mi papá y segundo porque siempre me dan nervios antes de empezar un viaje…



Esta vez no fue tan amable el recibimiento en el tour.  El guía es un tipo gordo, muy australiano que apenas le entiendo cuando habla (a los otros les pasa lo mismo)… En el camión solo somos 11 personas por lo que cada quien tiene su propio asiento y eso no permite tanta integración.  Somos dos grupos de personas dentro del grupo: los estudiantes extranjeros y los viajeros…
Y bueno, yo estoy entre los viajeros y en este grupo somos 3 mujeres treinta más, una australiana mayor y un alemán que parece Magyver combinado con Cocodrilo Dandy… Ji,ji…
Hasta ahorita quien más me agrada es la Cristy, alemana de 31 años que es muy amable y que disfruta mucho como yo de las pequeñas cosas y detalles.

También está Amandine, del grupo de los estudiantes… Es francesa y tiene una belleza diferente que aparentemente atrae a un par de los estudiantes…  Los otros morros son típicos universitarios ruidosos y con olores extra ordinarios, por no decir hediondos…  ah! Me olvidaba de Francesco, italiano también estudiante, que es el único que se acomide a hacer las cosas relativas al viaje y que huele rico.



La primer parada fue en un pequeño pueblo muy bonito, la calle principal llena de tiendas con diferentes cosas, decoración, farmacia, panadería y la tienda principal a donde me dirigí para comprarme un six pack de Pepsi porque no estoy dispuesta a seguir comiendo con agua pura y tampoco voy a beber vino esta vez porque no estoy segura que alguien vaya a cuidarme.


El guía no me agrada para nada, tiene este humor sarcástico que creo que no le queda a un guía que se supone que debe seguirte el rollo en lugar de criticarte…  Además me parece que no conoce bien hacia dónde vamos porque de repente pregunta dónde están las cosas, además que nos saltamos el paseo en camellos porque dijo que la empresa de repente tenía que tratar de hacer algunos cambios (buen paro!)…

Fuimos entonces en lugar de los camellos, a un lugar llamado Narrow Road, que es un cañón chiquito que lo recorres desde abajo…  Tenía la estructura de piedras rojas como el otro cañón, pero aquí pude ver más verde alrededor y más agua además de mariposas monarcas… o similares a las monarcas… Una caminata de media hora que me permitió intercambiar las primeras conversaciones y tomar algunas lindas fotos:




Antes de llegar a nuestro destino final de este día, nos detuvimos en otro pueblo pequeño…  Me gustó mucho porque parece como del Oeste y las tres cosas centrales son la cantina, el hotel y la estación del tren:




Aproveche para comprar una lámpara para la noche y algo de hielo para las Pepsi…





El lugar donde acampamos está prácticamente en medio de todo… Lo lindo del lugar es que hicimos una caminata para buscar Walapis (no sé si se escribe así, pero son primos hermanos de los canguros)… Lindísimos!!!  Están en todas partes, pero tienes que caminar despacito para que no se vayan… Vimos 5 de ellos, en su mayoría café con blanco y con una cola de diversos colores…  No traigo la buena cámara conmigo, pero con buenos ojos y con imaginación aquí algunos:



Lo que estoy haciendo en este viaje es tomando fotos de los árboles porque el próximo año voy a hacer un calendario de ellos y también de caminos...

La noche es increíble… Realmente un millón de estrellas alrededor… Hace frío y no hay baños disponibles para ponerme todo el kit de invierno, así que he tomado mi lámpara, mi ipod y mis dos cojines y me he encerrado en el swag bag (la bolsa de dormir con el  colchoncito integrado), esperando tener una buena noche.



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